2024
Cada uno de nosotros tiene la capacidad natural de expresar paciencia y gracia como hijo de Dios.
Identificarnos como la creación de Dios destruye el falso concepto de que hay algo malo en nosotros.
Ser más conscientes del gran valor de nuestra identidad espiritual conduce inevitablemente a una libertad más plena para ser quienes somos.
Comprender que podía tener más fe en Dios que en un gran saldo bancario me trajo un gran alivio.
Me sorprendió descubrir que había una Sociedad de la Ciencia Cristiana en la ciudad capital de Kampala, muy cerca de donde vivo, y fui a un servicio religioso allí el domingo siguiente por la mañana.
Había estado leyendo un artículo en una publicación periódica de la Ciencia Cristiana sobre una mujer en un campo de prisioneros, y me vino a la mente la palabra víctima. Me di cuenta de que necesitaba refutar la falsa creencia de que un hijo de Dios podía ser una víctima o un victimario.
En mi estudio de la Ciencia Cristiana, había aprendido que todas las ideas correctas son de Dios y que Dios, por ser nuestro divino Padre-Madre, suministra todo lo que es necesario para que esas ideas prosperen.
Cuando el terror está cerca, la oración trae respuestas y ayuda.
Renuncié a los personajes ficticios de las telenovelas por una perspectiva espiritual y sustancial de amigos y familiares.
El mundo clama por el amor que sana, y Dios lo suple en abundancia.