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Sanando la enfermedad y el pecado

Del número de octubre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quienquiera que estudie seriamente la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. pronto da con las cuatro páginas en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, donde se mencionan por lo menos treinta cosas que se pueden hacer para tratar la enfermedad y sus síntomas. Empiezan en la página 390 con esta instrucción: “Cuando los primeros síntomas de la enfermedad se presenten, impugnad el testimonio de los sentidos materiales con la Ciencia divina”.Ciencia y Salud, pág. 390; Estas instrucciones son sólo unas pocas de las muchas que contiene el libro de texto de la Ciencia Cristiana acerca de cómo sanar la enfermedad. Cuando nos enfrentamos con la sugestión de que la enfermedad nos afecta a nosotros mismos o a otros, el estudio de estas instrucciones nos prepara para ponerlas en práctica. Y la práctica de ellas da como resultado la curación que es esencial para todo otro progreso verdadero.

El único progreso real a que podemos aspirar en nuestra vida humana se alcanza a medida que expresamos lo que hemos aprendido sanando al enfermo. Aprendemos que el testimonio de los sentidos materiales es lo único que hay con relación a cualquier clase de enfermedad. La enfermedad no tiene más realidad excepto la que pueda atribuírsele por este testimonio. Y el testimonio de los sentidos materiales es falso.

La verdadera evidencia se encuentra en la Ciencia divina, que comienza con Dios, la Mente divina, y examina lo que el autor de la Epístola a los Hebreos llamó “la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1; Esto formaba parte de su definición de la fe. Mas la Ciencia Cristiana revela la naturaleza concreta de tal evidencia. La fe nace de Dios, la Mente, y lo que la fe considera, no se aparta de la realidad sino que es substancia verdadera, práctica y demostrable aquí y ahora. La fe que inspira la Ciencia Cristiana no es una mera esperanza; es evidencia científica.

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