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Y el tumor se disolvió

Del número de abril de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hacía Más de 10 años que se me había empezado a desarrollar un bulto anormal en el lado izquierdo, a la altura de la cadera. Al principio, no le di ninguna importancia porque no me dolía ni me molestaba. De modo que no me preocupé.

En mis constantes viajes a mi país de origen, Chile, un par de años atrás, un familiar lo descubrió a través de la ropa liviana del verano y me dijo: "Deberías consultar con un médico antes que siga creciendo más. Podría ser peligroso para tu salud". Y así fue. Siguió creciendo año tras año, lentamente. A veces yo oraba al respecto, y después lo dejaba de lado, sin darle importancia.

Hasta que un día empezó a dolerme mucho. Sentía molestias hasta en la columna. Por momentos, el dolor era inaguantable y me costaba caminar. Además, ya era muy visible por su tamaño y se traslucía a través de la ropa. Para colmo, estaba próximo el verano.

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